Misterio en la galería de tiro...
La galería de tiro del club es fuente del más amplio anecdotario en el tiro con arco.
Soy ampliamente conocido por mis compañeros por romper flechas que tienen tantas ganas de volar, que se niegan a posarse no ya en ninguna de las dianas posibles, sino que ni siquiera en los parapetos.
Sabido es por todos que las flechas, una vez soltadas, tienen vida propia, lo que significa que por más que les insistas hacia donde deben dirigirse( Es que somos cansinos... " Al centro..., al centro...") ellas aprovechan su efimero vuelo en ampliar los horizontes.
El caso es que, por increible que parezca, una de las mias decidio pasarse la parada del parapeto y dirijirse al final de la linea, que en el caso de nuestra galeria es un tablon de madera inclinado para evitar que choquen con el homigon.
Al sonoro golpe en madera siguio el silencio mas absoluto.
Al acabar la tirada nos dispusimos a recojer flechas y como es logico, yo busque la mia al final de la galeria.
Nada, no aparecio.
Pedi ayuda a mis colegas entre los que se encontraba el hijo de Balbino, nuestro campeon Gallego, Lois.
Buscamos, buscamos y buscamos. Retiramos las maderas del final y tampoco estaban detras. Era imposible, no aparecio.
Y no hay agujero por donde se hubiera escapado. Era imposible.
Dejamos de buscar y tras seis o siete tiradas mas, le da a Lois un ataque de risa.
Le preguntamos que le pasa y nos dice que sabe donde esta la flecha.
Su padre y yo mirabamos e incluso veiamos y no encontrabamos.
Hasta que nos dice que está en el techo.
¿EN EL TECHO?
La jodia, efectivamente estaba en el techo, fijada con el culatin entre dos bloques, y apuntando en la vertical perfecta hacia el suelo.
Lo siguiente ya os lo podreis imaginar. Diversion atope intentando bajarla a pedradas, pelotazos de tenis, etc.
Yo sigo convencido que aquella flecha era sabia y generosa y nos quiso indicar la ubicacion de un tesoro bajo la galeria de tiro. Pero nadie me cree hasta la fecha.
Soy ampliamente conocido por mis compañeros por romper flechas que tienen tantas ganas de volar, que se niegan a posarse no ya en ninguna de las dianas posibles, sino que ni siquiera en los parapetos.
Sabido es por todos que las flechas, una vez soltadas, tienen vida propia, lo que significa que por más que les insistas hacia donde deben dirigirse( Es que somos cansinos... " Al centro..., al centro...") ellas aprovechan su efimero vuelo en ampliar los horizontes.
El caso es que, por increible que parezca, una de las mias decidio pasarse la parada del parapeto y dirijirse al final de la linea, que en el caso de nuestra galeria es un tablon de madera inclinado para evitar que choquen con el homigon.
Al sonoro golpe en madera siguio el silencio mas absoluto.
Al acabar la tirada nos dispusimos a recojer flechas y como es logico, yo busque la mia al final de la galeria.
Nada, no aparecio.
Pedi ayuda a mis colegas entre los que se encontraba el hijo de Balbino, nuestro campeon Gallego, Lois.
Buscamos, buscamos y buscamos. Retiramos las maderas del final y tampoco estaban detras. Era imposible, no aparecio.
Y no hay agujero por donde se hubiera escapado. Era imposible.
Dejamos de buscar y tras seis o siete tiradas mas, le da a Lois un ataque de risa.
Le preguntamos que le pasa y nos dice que sabe donde esta la flecha.
Su padre y yo mirabamos e incluso veiamos y no encontrabamos.
Hasta que nos dice que está en el techo.
¿EN EL TECHO?
La jodia, efectivamente estaba en el techo, fijada con el culatin entre dos bloques, y apuntando en la vertical perfecta hacia el suelo.
Lo siguiente ya os lo podreis imaginar. Diversion atope intentando bajarla a pedradas, pelotazos de tenis, etc.
Yo sigo convencido que aquella flecha era sabia y generosa y nos quiso indicar la ubicacion de un tesoro bajo la galeria de tiro. Pero nadie me cree hasta la fecha.
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